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9 de septiembre de 2013

TRATADO SOBRE EL COMPORTAMIENTO SEXUAL HUMANO, EL KAMA SUTRA

De todos los tratados escritos sobre  sexualidad humana, el Kama Sutra es sin duda uno de los  más importantes e influyentes. 

Escrito por el religioso Vatsyayana Mallanaga a mediados del 320-540 d.C. (considerado el periodo clásico de cultura en la India, hay quienes afirman que fue escrito entre los siglos I a IV d.C.), el Kama Sutra es un compendio de enseñanzas y tradiciones acerca de cómo enriquecer y erotizar la vida sexual, éstos eran transmitidos de forma oral, ya que en aquella época la lectura y escritura no eran  un privilegio del que gozaban todos, por lo que este texto es el reflejo de la búsqueda de placer de la clase alta hindú, en la actualidad, el Kama Sutra en todas sus variantes y ediciones es uno de los libros más vendidos a nivel mundial.

En este tratado de etiqueta sexual, se instruye  a los amantes en el arte de la seducción en cómo: cortejar, reñir, besar, usar  accesorios sexuales, conseguir marido, realizar el sexo oral, manifestar los celos,  entre otros aspectos. 

Aunque algunas costumbres de la época parezcan raras a nuestros ojos, en el Kama sutra  se presentan de la manera natural con que eran vividas.

Vatsyayana proporciona una serie de recetas mágicas que tienen el objeto de embellecer  y vigorizar sexualmente a hombres y mujeres; inclusive sugiere el uso de plantas medicinales para regular la menstruación y fomentar o prevenir la concepción.

Construyó un complejo lenguaje de arañazos eróticos, los cuales dejaban marca de la misma categoría de trofeo sexual que los mordiscos amorosos, las uñas podían clavarse en las axilas, garganta,  pechos, labios, nalgas y muslos del amante. 

Existe una lista donde se explica con que fuerza y en qué partes del cuerpo se puede actuar con saña.

La versión occidental del Kama Sutra se llevó a cabo en 1883 por el lingüista inglés Richard Burton (1883) y su  lenguaje,  que originalmente era directo y explícito fue modificado con arreglos y descripciones más poéticas, de hecho la idea que nos llega del mismo va en este sentido.


El Kama sutra se compone de 36 capítulos que versan sobre 7 temas diferentes, cada uno de los cuales fue escrito por un experto en el campo. Los temas son:

"Introducción" (4 capítulos): sobre el sexo en general, su lugar en la vida de un hombre, y una clasificación de las mujeres. 

 "Sobre el acto sexual": una discusión en profundidad sobre los besos, varios tipos de juegos sexuales preliminares al acto sexual, orgasmos, una lista de posiciones sexuales, sexo oral, tabúes y tríos. 

 "Sobre la elección de una esposa" (5 capítulos): el cortejo y el matrimonio.

 "Sobre la esposa" (2 capítulos): la conducta adecuada de una esposa.  

 "Sobre las esposas de otros" (6 capítulos): principalmente sobre la seducción.

  "Sobre las cortesanas" (6 capítulos). 

  "Sobre atraer a otras personas" (2 capítulos)  
     
     
Las 100 posturas del manual aquí

8 de septiembre de 2013

VIVIR SOLOS: EL PLACER O LA CONDENA?

Es mejor vivir solo, no hay amistad con un necio. 
Que uno viva solo, evitando todo mal, 
estando libre de preocupaciones, 
como un elefante paseándose solo por el bosque" 
(Buda Gautama)

 

Las cifras del Instituto Nacional de Estadísticas (INE) y los últimos estudios sociológicos muestran que cada vez más gente vive sola. 
Algunos lo odian, otros se acostumbran y hasta notan sus ventajas, y los hay que son solteros y solos por convicción y son felices con ello.
A efectos sociales la soledad ha perdido su enigma y matiz negativo. 


En España se barajan cifras  entre 6 y 8 millones de solteros viviendo solos, el 65% de los cuales consideran su soledad un valor positivo.
Algunas consecuencias de vivir solo: 

“El sofá es para tu único uso y disfrute, y confirmas lo que siempre habías sospechado: estos muebles no están diseñados para sentarte, sino para estar tumbado”. “Puedes improvisar planes en tu casa sobre la marcha, sin avisar a nadie: cenas, copas de última hora, partidas de cartas o de Trivial…”. 
“Es la época perfecta para subir en el escalafón profesional. Sí, sí puedes hacer un viaje de negocios. Sí, sí puedes quedarte unas horas después del trabajo. Sí, sí te apuntas al curso de formación. Y claro que tendrás el informe listo mañana a primera hora”. 
“Hacer la compra en el supermercado es mucho más sencillo. Llenas el carrito con toooodo lo que quieres, tras pasearte libremente por los pasillos empleando el tiempo que consideres necesario”. 

“Sensación de libertad. Lo que hagas con tu tiempo libre depende sólo de ti. Cuando piensas en el camino que quieres seguir, no tienes que pensar por dos. Sólo tus circunstancias y tus deseos guían tus pasos”. 

Estas afirmaciones forman parte de una lista que la revista Impar publicó en marzo del 2001, donde recogían las ventajas de vivir solo. No todo el mundo que vive solo es porque quiere, pero también es cierto que cada vez hay más gente que vive sola y no repara en cantar las excelencias de esta forma de vida. 
¿Qué hay detrás de esta tendencia? 

Los medios de comunicación acostumbran a hacer una valoración negativa y aluden a un individualismo nocivo. 

Pero es tan mala la soledad?
Según las estadísticas sociológicas vivir solo es un fenómeno social que no para de crecer. Javier Elzo, catedrático emérito de Sociología de la Universidad de Deusto, lo tiene claro. Según el Instituto Nacional de Estadística, a partir de los datos de los censos de la población española, cada vez hay más gente que vive sola. 


“Los hogares unipersonales, en la década 1991-2001, han aumentado un 81,9%”. 

Datos más recientes, también del Instituto Nacional de Estadística, pero a partir de la explotación de la Encuesta de Población Activa publicados en su informe Mujeres y hombres en España 2010, confirman esta tendencia:
“El número de hogares unipersonales ha aumentado significativamente en el periodo 2000-2008, pero en mayor medida los hogares formados por un hombre solo, cuyo número casi se ha duplicado en este periodo”.

Aunque no hay datos oficiales hasta el 2012, cuando la crisis está afectando las economías personales y puede estar provocando que algunas personas que vivían solas se hayan reincorporado al hogar familiar. 
Volviendo al informe del INE del 2010, si en el 2000 había casi dos millones de hogares unipersonales, en el 2008 se sobrepasaban los tres millones.

Cristina López, socióloga, profesora de la Universitat de Barcelona, e Isabel Pujadas, catedrática de la misma universidad especializada en población y demografía, autoras del artículo Transformaciones sociodemográficas y territoriales de los hogares unipersonales en España, publicado el año pasado en el número 55 del boletín de la Asociación de Geógrafos Españoles, también certifican el aumento de personas que viven solas y explican que en las últimas décadas “los hogares unipersonales en España han crecido espectacularmente, han diversificado su composición y han dejado de ser exclusivos de las áreas rurales para convertirse en tipologías de gran peso en las grandes ciudades”. 

También se está produciendo una diversificación del perfil de las personas que viven solas:
“Estos dejan de representar en exclusiva el envejecimiento de la población”. 

Y si bien ha habido un incremento del número de extranjeros residentes en España, acostumbran a compartir una misma vivienda porque no siempre pueden asumir los costes de vivir solos.

Pueden destacarse cuatro grupos de personas que viven solas

- las mujeres mayores, viudas, inactivas; 

- hombres y mujeres jóvenes, solteros, de condición socio-económica media;

- hombres jóvenes-maduros, separados y/o divorciados, técnicos y profesionales cualificados (cuando hay hijos de por medio es frecuente que la madre mantenga la guarda y custodia de los mismos, lo que refuerza la sobrerrepresentación masculina de solitarios entre los 35 y 50 años); 

- y otras situaciones complejas*. 

En este último caso*, se ha observado un incremento de las personas con pareja que residen en solitario. 

De todos estos perfiles, emerge con fuerza el de “hombres, jóvenes y solteros o maduros-jóvenes separados y divorciados con un nivel de instrucción elevado y categoría socioeconómica media o alta”, destacan Cristina López e Isabel Pujadas.

Según el informe Mujeres y hombres en España 2010 antes citado, en las edades jóvenes y adultas (hasta los 54 años) son más frecuentes los hogares unipersonales masculinos. 

Pero a partir de los 55 años sucede lo contrario y son más frecuentes los hogares unipersonales femeninos. 

A pesar del aumento de personas que viven solas, todavía está lejos de las cifras de algunos países europeos, como el caso de Francia, donde según el Instituto Nacional de Estadística y Estudios Económicos (Insee) hay más de ocho millones de hogares franceses compuestos por una sola persona adulta. Y según el sociólogo Ludger Veelken, de la Universidad de Dortmund, Alemania tiene el número más alto de hogares unipersonales en Europa, con más de doce millones de personas viviendo solas.

Cuando se buscan las razones de este fenómeno, los expertos, tanto sociólogos como psicólogos, aportan varios factores. Para el sociólogo Javier Elzo tras esta tendencia hay dos pilares: la individualización y la secularización de la sociedad actual. “Hoy vivimos un periodo de mutación histórica que se basa, cual trípode inestable, en tres dimensiones: la globalización, la revolución tecnológica y el nuevo papel de la mujer

Esto da lugar a una instauración de valores en los que prima la búsqueda del bienestar desde el modelo de la individualización”. 

Carmen Lora, psicóloga clínica, investigadora en salud mental comunitaria y coordinadora de un programa transversal de atención a las personas mayores, quiere matizar el peso de la individualización, porque “vivir solo no significa estar inmerso en un proceso de individualización, al fin y al cabo hay que aceptar que todos dependemos de los otros. No es tan habitual encontrarse con personas que no han intentado vivir en pareja. Vivir solo responde a momentos biográficos, desde el desengaño con la pareja unido a la independencia económica, a la búsqueda de identidad que algunos asocian con la elección de escoger voluntariamente vivir solos como viaje interior”. 

Las personas mayores que viven solas porque han enviudado serían un caso aparte en todas estas consideraciones.

Para Rafael Santandreu, psicólogo y autor de El arte de no amargarse la vida (Ed. Oniro), la gente está más sola que nunca por dos razones contrapuestas: 

“Porque no sabemos convivir en pareja y porque nos hemos dado cuenta de que no necesitamos hacerlo. Se trata de dos razones: una positiva y una negativa. La negativa es que muchas personas no saben convivir

En mi libro EL PODER DEL ANONIMATO (Historia real de un anuncio en la red), 2012, también hago mención a este fenómeno: Con los años no somos más sabios, sino más egoistas e individualistas, nos cuesta cada vez más compartir nuestro espacio vital; nos sentimos invadidos en nuestra intimidad."

Para hacerlo tienes que dejar de exigir al otro nada. ¡Ni siquiera cuando tienes razón! Si mi pareja viene enfadada del trabajo y rompe la vajilla, yo recogeré los trozos, bajaré a comprar platos de madera y prepararé una buena cena para los dos. Otro día, ya calmados, le diré: ‘Cariño, me gustaría que no rompieses nada en casa, pero si no puedes dejar de hacerlo, yo te querré igual siempre!’. Eso es sugerir en vez de exigir… 

La gente no sabe hacer esto y la vida en pareja se convierte en un intercambio constante de exigencias. 

La razón positiva: mucha gente se da cuenta de que no tienes por que vivir con nadie si no lo deseas, porque la soledad no es nada mala. Genial: ¡saber estar solo es también muy bueno! y una forma de no amargarse la vida”. 

La visión que se tiene respecto a las personas que viven solas varía según los expertos y según los propios protagonistas de su ciclo vital. La mirada empresarial ha reconvertido la soledad en el término single, de connotaciones más placenteras o, como mínimo, asociado a la capacidad de hacer y decidir lo que se quiera sin tener que dar explicaciones a nadie. Según Carmen Lora, cada vez hay más mujeres que no tendrían ningún tipo de problema para entablar una relación de pareja pero que simplemente han decidido impulsar su carrera profesional y vivir solas. “Tienen claro que no se van a casar, que no van a tener hijos y que siempre vivirán solas. Tienen sus actividades y aseguran que con esto ya tienen bastante. Y actualmente la satisfacción sexual ya no es un problema o puede darse, sencillamente, que prescindan de ella”, señala. Según esta experta, los grupos singles se multiplican, sobre todo, en las grandes ciudades. “Personas que viven solas que hacen actividades con personas que viven solas”. No es de extrañar que proliferen los clubs de solteros y revistas on line dedicadas a este colectivo, como el club Impar (Revistaimpar.com) y Gente Single (Gentesingle.com). Conchín Para, fundadora del club Impar, explicaba hace ya 12 años que la sociedad actual, “lejos de asociar a los solteros con personas aburridas, los observa como unos afortunados que generalmente no se privan de nada y no cesan de hacer planes”.


¿Es así? ¿Realmente son más felices los que viven solos? 
Sílvia Díez, filósofa, terapeuta y coautora junto con la psicóloga y sexóloga Araceli Gutiérrez de A solas, la aventura de vivir (Ed. Luciérnaga), aporta un ejemplo de mujeres –no generalizable– cuya motivación para vivir solas nace de “una contradicción. Es bastante habitual que a partir de los 33 años se produzca una crisis de edad. 
 

Vienes de una pareja que no ha funcionado, y te planteas un proyecto de vida más personal. Te abocas más a esta soledad. La asumes. Ya no compartes proyecto común en tu vida. Haces más tu proyecto a partir de una experiencia negativa en pareja. Estás como resentida y acentúas el egoísmo”.

Jesús Madrid, psicólogo y presidente de la Asociación Internacional del Teléfono de la Esperanza, asegura que no toda la gente que está sola lo está pasando bien. 

“Las más de 300.000 llamadas anuales que se reciben en esta asociación hablan por sí mismas del grado de sufrimiento que la soledad causa en la sociedad española. El 70% de quienes llaman son mujeres. Algo en lo que coincidimos con Estados Unidos y el resto de países occidentales. Y no es porque a los varones les afecte menos: no lo cuentan. El 35% de la población de entre 25 y 40 años vive sola. El varón sufre de soledad tanto como la mujer, pero no lo cuenta y por eso se nota menos. Las mujeres comunican mejor su angustia y también por eso llaman más a nuestro teléfono”. Volviendo al caso concreto del colectivo anterior, Sílvia Díez asegura que poco a poco “te vas volviendo más exigente con la vida y con las posibles parejas. Ya no estás de la misma manera abierta. Hay una parte interior tuya que está cerrada. Tienes una creencia de que ya no puedes funcionar con nadie y acaba no funcionando bien”.

Rafael Santandreu asegura que esta creencia se puede cambiar. “Aunque parezca inverosímil, si dejas de creer en una creencia neurótica, dejas de sufrir la emoción correspondiente”. También asegura que sufrir en la soledad es una creencia. “Existe una creencia irracional muy extendida que dice ‘es muy mala la soledad’ y eso es una tontería. La gente que sufre la soledad es solamente porque se dice eso, defiende esa creencia y experimenta las emociones correspondientes. Si te convences a ti mismo con varios argumentos racionales de que la soledad no es mala, te liberas de la emoción de depresión asociada que sufren algunos. ¡Hazlo: reflexiona sobre ello cada día hasta convencerte de ello! La soledad para mí es maravillosa. Yo disfruto mucho de mis momentos de soledad –soy soltero y no tengo hijos–. La manera correcta de vivir la soledad es imaginarla como una pizarra vacía: la puedes ir llenando de todos tus nuevos proyectos de vida. Recuerda que los objetivos más gratificantes se consiguen a medio plazo y requieren cierta planificación y trabajo: ahí es donde entran tus momentos de soledad, son necesarios para ello”.

¿Y qué dice la ciencia? 

Los científicos no se ponen de acuerdo sobre si vivir solo es mejor o peor para la salud. Daniel Gilbert, psicólogo social, profesor de Psicología de la Universidad de Harvard, asegura que las personas con pareja son más felices. La Fundación Española del Corazón afirma algo parecido: “El amor influye directamente en la salud de nuestro corazón”. Y la Sociedad Española de Cardiología añade que para prevenir enfermedades cardiovasculares es bueno “favorecer la presencia de sentimientos positivos reforzando nuestros lazos afectivos con nuestro entorno”. En este caso no hablan de parejas. Pero otro estudio indica que la pareja no es garantía de felicidad y salud. Un estudio del Instituto Karolinska de Estocolmo demostró que las mujeres con matrimonios estresantes tenían tres veces más riesgo de ataque cardiaco que las que tenían buena relación de pareja.

Ante esta dicotomía, Rafael Santandreu asegura que amargarse la vida no depende de estar solo o no estarlo. “Yo tengo pacientes que viven solos o en pareja, con hijos o sin hijos y vienen igualmente amargados. Lo importante es ser fuerte a nivel emocional. Cuando lo eres, necesitas muy poco para estar bien y, entonces, sabes disfrutar de las pequeñas cosas que te ofrece la vida. Si no te comes el coco, tu mente se abre a las mil y una oportunidades de divertirse, amar, aprender… en cualquier situación: en Alaska o en Benidorm, incluso enfermo o en la cárcel… Yo trato a personas que acaban de sufrir adversidades importantes y les enseño a olvidarse de lo que han perdido y concentrarse en sus oportunidades… ¡Y lo hacen! Entonces… ¿de qué me están hablando los que se quejan de la soledad?”.

Sílvia Díez distingue entre estar solo y sentirse solo. Hay personas que aun viviendo con más personas (parejas o no), se sienten solas. En este sentido, el 26% de los estadounidenses se califica de solitarios crónicos. El 54% de los franceses afirma haber sufrido de soledad alguna vez. El 25% de los españoles dice sentirse solo con frecuencia. Hay tanta soledad entre los solteros como en los casados, según el Teléfono de la Esperanza.
¿Seguirá esta tendencia a vivir solos? Javier Elzo asegura que la proporción de jóvenes que se proyectan en el futuro viviendo solos no es tanta. Para muchos, vivir con alguien sigue siendo un deseo. Esto no quita que el estar solo forme parte de esta respiración entre lo externo y lo interno, entre lo social y el diálogo con uno mismo. “Si estando solo no estás bien, raramente estarás bien en pareja. Pero hay quien vive en pareja y es incapaz de ver al otro porque requiere la voluntad de conexión y la capacidad de vaciarse de uno mismo, una cosa a la que estamos poco acostumbrados, ya que estamos llenos de nuestros discursos internos”, termina por decir Sílvia Díez.

La "desgracia" y el peso  de  mi extraordinaria  personalidad

¿Es tan magnífico vivir solo? Mònica Lapeyra, psicóloga, experta en programación neurolingüística (PNL) y risoterapia, explica que le parece curioso, creativo y divertido encontrarse con personas entre los 40 y los 50 que, después de una ruptura sentimental y de vivir solas un tiempo, deciden buscar un compañero de piso, aunque bien es cierto que en ocasiones es por necesidad a consecuencia de la crisis. “En la juventud compartimos piso frecuentemente por motivos económicos.

En este nuevo fenómeno social también puede haber motivos económicos, pero también causas que no lo son. Por ejemplo, según cuentan los implicados, se trata de tener compañía y divertirse. Cuando no hay un imperativo dinerario y tampoco se trata de encontrar alguien con quien mantener una relación sentimental, el casting de los candidatos es más fácil. Las condiciones están definidas desde el principio”. Pero esta experta pone sobre la mesa otro aspecto que influye en la decisión de compartir piso o no. “Hay variables relacionadas con la estructura de personalidad de cada persona que influyen en que para unas sea más agradable vivir solas y para otras lo sea vivir acompañadas. En el Eneagrama (tradición sufí que describe nueve tipos de personalidad) podemos ver las diferencias entre los tipos de personalidades (eneatipos). Por ejemplo, el eneatipo Cinco, que se define como ‘el Observador’ y cuyo rasgo principal es la avaricia, es un personaje que disfruta de estar solo, en especial aquel en el que predomina el instinto de conservación o supervivencia, al que se denomina ‘Cueva’. En cambio, el eneatipo Seis, en el que predomina el miedo, a menudo está solo porque no se atreve a pedir por timidez, aunque a menudo le gustaría estar acompañado.

No todo aquel que vive solo lo hace por elección propia”. Mònica Lapeyra también explica que en muchas ocasiones se suele relacionar el vivir solo con ser independiente, “y eso puede ser cierto en algunos casos, pero también es cierto que hay personas que viven solas porque no encuentran compañía, porque no saben convivir y prefieren aislarse antes que tener que esforzarse, o porque no se atreven a cambiar su situación por la de vivir acompañados porque les parece que no sabrán hacerlo, que es más complicado que vivir solo. Y aunque eso puede tener una gran parte de verdad, también es cierto que las personas que viven solas pueden volverse hurañas, tiranas y maniáticas con el tiempo”. Esta experta señala que compartir es una experiencia que brinda la oportunidad de crecer como personas porque hay alguien, el otro, que pone límites, “que nos señala qué les gusta y qué no de nosotros, que nos pide y que nos da feedback a través de sus acciones o de las conversaciones que se mantienen de facetas propias que no se desarrollan viviendo solo”.

También hay ciclos vitales y de vida. “Hay temporadas en las que una persona necesita vivir solo para encontrar una parte de sí que no encuentra acompañado. Algunas personas deciden vivir solas en etapas de crisis existencial, porque eso favorece la reflexión, la concentración, a veces la práctica de la meditación, el autocuestionamiento, la introspección. Yo conmigo, y nadie más. Considero que es muy interesante para cualquier persona, con o sin crisis, pasar una etapa de la vida sola, porque facilita el encuentro con uno mismo”. Y para acabar propone una reflexión: “¿Por qué, si vivir solo se supone que es tan interesante, se vive desde la independencia y no hay que dar explicaciones a nadie, hay tantas personas que no ponen fin a su relación de pareja por miedo a estar solos, o ponen fin cuando han encontrado a otra persona?”.





15º ANIVERSARIO DE VIAGRA: PUESTA DE LARGO (BUSCANDO SOLUCIONES AL DSI)

Como si de una puesta de largo se tratase, este año cumple su 15º aniversario la pastilla azul llamada VIAGRA, producto estrella del laboratorio farmacéutico americano Pfitzer, que factura al año 2.000 millones de dólares y controla el 45% del mercado mundial.

37 millones de hombres en todo el mundo usaron el Viagra en estos quince años

En España desde el año 1998 se han dispensado 34 millones de comprimidos,  tratando de solucionar los problemas de la disfunción eréctil de los hombres. Este año se promete la bajada de su precio en un 40%.

Por el otro lado, la compañía farmacéutica ha concluído pruebas de un nuevo fármaco para las mujeres, Lybrido,  que se acaba de testar con éxito en 420 mujeres estadounidenses que puede estar listo para su comercialización a partir de 2016.

Curiosamente las participantes del experimento, todas son mujeres con pareja estable y reconocen estar tremendamente aburridas en cuestiones de sexo con su pareja.

La sociedad occidental  hace muchos años ha reconocido la inexistente probabilidad para la monogamía tanto en hombres como mujeres por razones biológicas, que nos inivtan a cambiar y experimentar con parejas distintas.
No obstante las normas sociales siguen empujándonos al formato "pareja estable donde la fidelidad es el valor fundamental" y poniéndo trabas y trampas a nuestra sexualidad.

¿Y qué pasa con las mujeres?
En España, un 20% de las m


En España el 20% de mujeres de menos de 45 años y un 40% de las mayores de esta edad sufre el síndrome del deseo sexual inhibido (hipoactivo) (DSI), según el doctor Santiago Palacios, director del Instituto Palacios de Salud y Medicina de la Mujer. Las causas son muy diversas, desde los trastornos hormonales u otras enfermedades; razones de caracter psicológico: depresiones, situaciones de estres como perdida de un ser querido, pérdida o aumento del peso, falta de afectividad, rechazo en la intimidad, miedo a la intimidad y hasta de la práctica del sexo en persónas sin pareja estable; hace que esas cifras no bajen de los índices ya alcanzados.

Seguimos interpretando el sexo de modo diferente

Un grande de la literatura rusa y mundial, León Tolstói dijo:
“El ser humano está preparado para sobrevivir a las guerras, las epidemias,

los horrores de la enfermedad y las torturas del espíritu.
Pero no para la tragedia más atormentadora de todos los tiempos
que han sido y son las tragedias de alcoba.”


Hombres y mujeres buscan una comunicación afectiva – más ellas, - no sólo un desahogo sexual. El sexo se percibe como algo más que una interacción casi mecánica. La relación sexual es una riquísima fuente de comunicación interpersonal, placer, bienestar físico y mental, incremento de la autoestima, así como liberación de la tensión neuromuscular.


Supone desnudar el cuerpo y también el alma en un escenario de comunicación y confianza únicos, querer y ser querido/a, dar y recibir sensaciones placenteras, compartir ese espacio creado entre los amantes que es la intimidad. Sin prisas, ni optimiando tiempos, ni bajando la cremallera de modo frenético; ni reprochando la falta del deseo como motivo de buscar placeres fuera de la vida en pareja.


El sexo es una mezcla casi perfecta entre instinto, impulso y arte que precisa para su crecimiento afición, entrenamiento, recreación y gusto. Que se traduce en TIEMPO  que los amantes pasen juntos.

El placer sexual con dedicación necesaria, incluyendo el autoerotismo, es una fuente de bienestar físico, psicológico, intelectual y espiritual. Es parte de una sexualidad libre de conflictos y angustia, promotora del desarrollo personal y social.

La falta de ganas de profundizar e intimar con la pareja utilizando preliminares, que se traducen por parte del hombre en muestra de señales mucho antes del momento de la intimidad; en detalles; en expresión verbal del deseo; en curiosidad por conocer los deseos, fantasías y predisposición a experimentar por parte de su compañera, mediante nuevas o poco conocidas prácticas sexuales; fomenta en España que ya en un 42% de las parejas alguna disfunción sexual en ambos miembros. 

La asociación más frecuente es eyaculación precoz y deseo sexual inhibido en la mujer. 

A la mayoría de las mujeres les hiere y amarga el “Síndrome del pim, pam, pum, ya está”, como consecuencia de la falta de sensibilidad hacia sus sentimientos por parte de su compañero amante y la  frustración física como consecuencia de esa falta de comprensión, la no obtención de orgasmo. Una mujer necesita crear un importante vínculo emocional, sea para una primera vez juntos o después de años de conviviencia compartiendo cama.

Popularmente se trata de sustituir la cantidad por la calidad. 
De ahí la importancia de solucionar el problema de la eyaculación precoz, muy sencillo por otra parte.  
La eyaculación precoz no es ninguna disfunción sexual, se trata de un déficit de aprendizaje que afecta al 23-38% de los varones.

¿Sexo "low cost" es una solución? 

De Lybrido se sabe que son en realidad dos píldoras con cobertura de testosterona y sabor a menta, que deben tomarse tres horas antes de mantener relaciones. 

Una contiene sidenafil, el “ingrediente” de Viagra que aumenta el flujo sanguíneo en los genitales y ayuda a la testosterona a aumentar el deseo; la otra lleva buspirona, utilizado en el tratamiento de la ansiedad, que reduce los niveles de serotonina y aumenta los de dopamina. 

El objetivo es llegar a un equilibrio entre los impulsos que genera la dopamina y la sensación de bienestar, organización y coherencia de la serotonina. 

Pero el peso del componente psicológico en la libido femenina complica la deseada fórmula magistral. Las voces críticas apuntan que una mujer por mucha ayuda por parte de un complejo químico que se le proporcione, no se convertirá en una máquina de sexo...

Según el doctor J. Díaz Morfa; psiquiatra, psicoanalista, psicoterapeuta y presidente de la Asociación Española de Sexología Clínica, credenciales suficientes para asegurar un punto de vista equidistante en este asunto, “lo mental” sigue teniendo más peso en el deseo femenino, lo que, en principio, reduce el potencial público satisfecho de la medicación en pruebas."

“Desde el punto de vista biológico, el planteamiento tiene sentido. Como Viagra, tendrá utilidad en ciertos casos, pero creo que solo va a funcionar cuando haya un problema médico. El deseo femenino está condicionado por un montón de factores afectivos, sociales... con lo que el componente biológico va a ser menos importante. Lybrido tendrá menos probabilidades de ayudar a las personas que Viagra”.

Infidelidad - huída de resolver problemas 

A través de un conocido portal que induce a tener una aventura por que la vida es corta a los que ya tienen pareja, pude comprobar qué clase de fantasías sexuales buscan los maridos insatisfechos.

Entre las más repetidas son las siguientes:

Experimentar con sexo tántrico, Cosquillas eróticas, Experimentar con juguetes sexuales,  Estancias de una noche,  Bueno/a con las manos, Masaje sensual,  Baño de burbujas para 2, Me gusta dar sexo oral, Me gusta recibir sexo oral, Alguien a quien poder enseñar, Me gusta ir despacio, Me gusta que me miren/Exhibicionismo, Mucho aguante, Besos, Mimos y abrazos, Compartir fantasías, charlas sexuales.

Si solo un par de apuntes de esta lista fuesen aplicables dentro de la pareja, es muy probable que la viagra femenina no fuera necesaria.
Yo añadiría PRELIMINARES, MÚSICA DE FONDO, VELAS AROMÁTICAS Y...DESCONECTAR EL MALDITO MÓVIL!

Más adelnate hablaremos del sexo tántrico.. que hace que no haya necesidad del VIAGRA MASCULINO.;)
 


2 de septiembre de 2013

SÍNDROME DE SEPTIEMBRE: ADIÓS VERANO, HOLA DIVORCIO!


No se trata de un tópico más o una leyenda urbana. Los que nos dedicamos a relaciones interpersonales, me refiero a terapeutas, psicólogos y abogados matrimonialistas, sabemos que, en cuanto llega Septiembre, el número de demandas de separación y de divorcio aumenta de manera brutal. 

La cuestión es ¿por qué las vacaciones que nos hacen tanta ilusión, que en principio suponen la posibilidad de disfrutar de más tiempo en compañía de tu ser más querido, libres los dos de todo estrés laboral, agobios emocionales y preocupaciones cotidianas, se traduce en un conflicto sin solución y posterior ruptura?
                          
La cruda realidad de las relaciones en la actualidad consiste en poco tiempo que ambos pasan juntos; se ven y comparten su espacio vital apenas. Por lo tanto las expectativas de pasar una temporada juntos sin hacer nada, de ambos componentes de la pareja son muy distintas: el hombre que por fin ha conseguido desconectar puede optar por descanso pasivo, centrándose en lo que no pudo hacer mientras trabajaba; la mujer cuenta con que toda la atención de su compañero será dirigida hacia ella, para compensarle pocas emociones compartidas a lo largo del año. Y resulta ue esas expectativas no son nada realistas. En las vacaciones no cambiamos de hábitos afectivos, solo repartimos el día de modo diferente. En un hombre y en una mujer el enfoque  de la afectividad es muy diferente y no cambia en vacaciones: ella puede necesitar determinadas manifestaciones afectivas y amorosas, y el otro suele confundir afectividad con sexualidad.  Y llegan las sorpresas, poco agradables en mayoría de situaciones: se constatan conductas que pasan inadvertidas en la vorágine de la vida familiar. Pero, por encima de todo, hay un hecho determinante: es muy difícil la convivencia las 24 horas del día, algo a lo que la mayoría de las parejas no está acostumbrada durante el resto del año y de repente las vacaciones son más agobiantes que la vida a lo largo del año con otro orden de prioridades y otra disciplina.

Y de repente "asoman las orejas" los cuatro causantes de una posible ruptura al final de las vacaciones:

Según los expertos  los principales motivos que precipitan la decisión de poner fin a una relación tras las vacaciones estivales son las siguientes:

1. Infidelidad
Aunque las estadísticas subrayan que la causa principal del divorcio en España es la infidelidad del varón (18,6 %), lo cierto es que la mujer también empieza a “ganar terreno” en este campo. Respecto a este tema, se pueden dar dos circunstancias: que uno de los miembros de la pareja sea infiel precisamente en la época estival (el “Síndrome del Rodríguez”) o que, debido al mayor tiempo que se pasa con la pareja, salga a la luz o se descubra una infidelidad cometida. Ocurre que uno de los dos, “el/la culpable”, baja la guardia y confiesa “el delito” durante las vacaciones en un momento de intimidad…
Antes de cerrar la puerta de un portazo e ir corriendo al abogado amigo para formular la demanda de separación yo optaría por una serie de medidas que podrían evitar tal desastre:

Muchos expertos coincidimos en  que en un elevado número de casos la infidelidad suele ser consecuencia de un problema mucho más profundo que existe en la pareja y se debe a falta de comunicación. 

 “Con una adecuada orientación (mediador familiar, psicólogo) muchas parejas consiguen perdonar y desdramatizar el suceso, y volver a confiar en el otro. En estos casos, resulta especialmente importante determinar el motivo por el que se ha buscado una relación paralela para tratar de establecer alternativas de cambio si es posible. En todos los casos, resulta de especial ayuda el apoyo de un psicólogo o un terapeuta, sobre todo en aquellas parejas en las que uno de los miembros no puede integrar ni entender el suceso en su vida cotidiana, atribuyéndole significados ocultos a la infidelidad lo que, si no se actúa a tiempo, puede convertir la relación en un auténtico infierno”. 

Por la parte que me toca sigo pensando que la sinceridad (demasiada en este caso) y "las cosas dichas a la cara"...según que cosas; no siempre son necesarias. Si podemos evitar el daño y el sufrimiento de nuestro mejor amigo en la vida que es la pareja, hay que saber morder la lengua y no bajar la guardia. Y si se puede evitar otro desliz, intentarlo sin duda alguna.

2. El complot de las  suegras (familia política).
 
las suegras son un peligro en potencia para una pareja que no atraviesa su mejor momento.
“Aunque lo ideal es pactar de antemano con la pareja lo adecuado o no de que compartir las vacaciones con la familia política, en ocasiones esta decisión nos viene impuesta, lo que puede suponer un coste emocional muy alto”.
Una relación supone saber negociar, en muchos aspectos de la vida en común, y el hecho de compartir o no las vacaciones con los familiares, es fundamental de dejarlo claro desde el principio.
Nunca reuniones familiares prolongadas en el tiempo siriveron para mejorar la relación, de nadie. 
Y en vacaciones sin duda  la familia política se convierte en factor de irritación, alteración y discusiones.

Como remedio contra la suegra en casa, a no ser que la situación se derive de un hecho grave o esté muy deteriorada previamente, lo mejor que puede hacer una pareja para evitar que la actitud de las respectivas familias mine su relación es intentar una comunicación eficaz y minimizar el contacto cuando ambos están vulnerables y sensibles (más que nada en primeros días de las vacaciones ya que nos cuesta desconectar). “Hay que expresarle al otro de forma franca y abierta pero positiva cómo nos sentimos y de qué modo nos afecta el hecho de que la familia política interfiera en la vida cotidiana, intentando en la medida de lo posible evitar adjetivos del tipo ‘insoportable’, ‘terrible’, etc”.

3. El síndrome postvacacional o los amigos ya divorciados también opinan
El síndrome postvacacional puede afectar al estado de ánimo, haciendo que a la vuelta de las vacaciones, con las expectativas no realizadas, en conversaciones con amigos que han disfrutado sus vacaciones en libertad absoluta debido a que ya han pasado por un divorcio; se produzca un replanteamiento del esquema vital y se decida arreglar o romper con aquellos aspectos que no funcionan, entre ellos, la relación de pareja. 

Expertos de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (SEMFYC) explican que este síndrome conlleva síntomas físicos y psíquicos, como tristeza o irritabilidad, que pueden inducir a tomar decisiones equivocadas.

Para evitar una ruptura inmediata, es aconsejable no tomar decisiones nada más  a su regreso de las vacaciones; dejar que pase un tiempo para que ambos vuelvan a la rutina marcada por compromisos profesionales y familiares; esperar al menos un mes después de la vuelta para empezar a plantearnos grandes cambios, ya que necesitamos estar lúcidos de mente para afrontar la decisión con seguridad y nunca con dudas. Nos acordamos de aquel refrán sobre las cosas que se piensan y se hacen en FRIO. 

Los amigos ya divorciados, cuya opinión no se pide pero se expresa con todo lujo de detalles; no hacen ningún bien y muchas veces proyectan sus propias frustraciones, buscando aliados, con sus comentarios adversos e hirientes.

Mi consejo es que a pesar de sentir necesidad de compartir sus dudas, uno no debe confiar en esa clase de entorno.

Para superar esta situación, los expertos de la SEMFYC recomiendan tener una actitud positiva para ir adaptándose poco a poco al cambio de vida después de las vacaciones y evitar la ansiedad que genera el volver a la rutina y a los problemas cotidianos del trabajo y la familia

4. Otros "enemigos comuflados" de la pareja que causan  la ruptura

El desgaste de la relación, las dificultades de comunicación entre los cónyuges, el cambio de estilo de vida y de valores de uno de los miembros de la pareja; el desempleo y reducción de ingresos de la pareja; falta de amor; abusos verbales; problemas en el ámbito sexual… Todas estas circunstancias, a menudo solapadas por la inmediatez de las necesidades y las rutinas diarias, pueden hacerse mucho más evidentes durante las vacaciones.

“Conviene tener en cuenta que el desgaste en una relación no se produce de la noche a la mañana; es un proceso de duración variable, en algunas ocasiones bastante largo, que puede sustentarse en la pérdida progresiva de interés por el otro o en la monotonía de la relación. Llegado el caso, interesa revisar la relación y tratar de establecer si aún es posible encontrar puntos en común, o ser honestos y determinar si algún día existieron”.





Para concluir os dejo una canción de la argentina MARCELA MORENO sobre el tema en cuestión...


Si estás pasado por una situación similar, antes de tomar cualquier decisión, ponte en contacto conmigo a través de mi programa de radio  PREGUNTAME LO QUE QUIERAS  con LUCIA VITALI  en www.cvbradio.es   e intentaré  ayudarte.